En el marco de la Ecología Integral que se impulsa desde el Sector, el Colegio Marista de San Fernando ha ideado un proyecto educativo que fusiona el aprendizaje, la naturaleza y el bienestar emocional. Gabriela Farías, profesora a cargo de la parte ambiental en la institución, compartió en una entrevista los detalles de este inspirador enfoque.

Con el propósito de brindar a los estudiantes un espacio fuera del aula para desarrollar habilidades esenciales para la vida, el Colegio Marista de San Fernando emprendió un proyecto de huertos que ha capturado la atención de todos los sectores educativos. En palabras de Gabriela, "la idea después de la pandemia era poder llevar a los niños a un espacio fuera del aula, donde pudieran desarrollar habilidades esenciales para la vida. Comenzamos a trabajar en un proyecto de huertos, primero en la modalidad remota desde casa y luego lo trasladamos al colegio. Trabajamos en paralelo con cursos pequeños, lo que resultó en un trabajo que se desarrolló el año pasado y que involucró a las familias y los niños, especialmente en relación con la regulación emocional que estaban experimentando. Este proyecto culminó con la creación de un restaurante saludable".

El proceso involucró a los estudiantes desde la concepción de recetas saludables hasta la operación de un restaurante. Según la profesora Farías, "cuando todas las asignaturas presentaron recetas saludables, los miembros del equipo crearon un restaurante. Esto se realizó con los estudiantes de segundo básico el año pasado, y la idea persiste este año, en línea con los objetivos de aprendizaje. En esta ocasión, el enfoque está en las cualidades y propiedades de las hierbas medicinales, que se alinea con los objetivos de Ciencias Naturales."

El trabajo no solo se centra en la educación académica, sino también en la conexión con la naturaleza y el bienestar emocional de los estudiantes. Farías señala que "el trabajo en torno a la Ecología Integral para los niños fue bastante importante, ya que salir del espacio físico de la sala y vincularse con la naturaleza les permitía experimentar un clima armónico de calma. El amplio espacio verde del colegio invita a la tranquilidad y al trabajo en equipo, facilitando la regulación emocional y la interacción entre estudiantes de diferentes cursos."

El proyecto de huertos no solo ha sido una experiencia enriquecedora para los estudiantes, sino que también ha involucrado a las familias en la iniciativa. "Las familias también fueron muy participativas en este proyecto", destaca Farías. "Utilizamos materiales reutilizados, como palos de viñedos para construir los bancales. Incluso se crearon murales en la zona del huerto, involucrando a grupos de estudiantes de diferentes niveles, lo que fortaleció la colaboración y el sentido de comunidad."

El próximo paso es la creación de una "farmacia verde", donde se cultivarán hierbas medicinales que luego serán transformadas en té y entregadas a la enfermería del colegio. La planificación ya está en marcha, y la implementación comenzará a finales de agosto, con el objetivo de aprovechar el clima favorable para el crecimiento de las plantas.

A través de proyectos como este, se están forjando conexiones significativas entre el aprendizaje, la naturaleza y el bienestar emocional, dejando una huella duradera en la educación de los estudiantes.